miércoles, 14 de febrero de 2007

EXPERIENCIAS

EL ALLÍ DE LOS SUICIDAS

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Esa noche dormí poco y mal. Me acosté sobre la 1 de la madrugada. Me desperté de pronto, con el trajín de la gente por mi casa. Eran las 8 de la mañana. Mi abuela, casi como un fantasma, deambulaba por el pasillo, amagada, decaída. Mi madre, ojerosa y despeinada, se afanaba en tener la casa presentable. Yo había soñado con él. Iba flotando por el agua, boca abajo. De pronto un hombre le veía y le acercaba a la orilla. Los policías le daban la vuelta. El canal, verde y tranquilo, atravesaba un campo. Iba vestido con la camisa que le ví, la camisa azul de cuadros. Una camisa nueva. Pude ver su rostro, sin vida, con los ojos abiertos como los de un besugo, mirándome, muerto, como un besugo pescado, un besugo sin vida. Un besugo terrorífico. Y yo gritaba. Y me desperté asustado.

Joaquín Cruz Cruz nació el noveno día del noveno mes, del vigesimo noveno año del siglo XX; o lo que es lo mismo, el 9/9/1929. Fue un hombre sencillo, un español como uno más. Emigró de su Badajoz natal para venir a Madrid, como tantos hijos de la Patria, a principios de los 60. Se casó con Juliana y tuvo dos hijas. En realidad, hoy, casi 40 años después de su migración, cuando lo pienso me extraña que él, ese hombre tan de su casa, tan de su tierra, tan de su familia, fuese capaz de dejarlo todo por un futuro mejor.

El último día que le ví, fue el pasado 23 de Agosto de 2006. Había olvidado mis llaves en su casa, y fui a recogerlas. Tenía prisa, me estaban esperando para ir al instituto y ver cuando comenzaban las clases. Le noté algo nervioso, enfadado. Pero él era así, siempre fue muy nervioso. Hablaba sólo y tenía un fuerte carácter. Mue fuí y le dejé allí, sólo. Cuando volví sobre la 1, para comer, estaba discutiendo con Juliana. Por lo de siempre: que tuvo que poner dinero extra para hacer la casa, en la cual vivían él y Juliana, y el hermano y la cuñada de ésta en la planta baja. Me senté en el sofá, molesto porque no me dejaban ver la televisión. Siempre estaban con lo mismo, Joaquín siempre sacaba el tema, y se ponía hecho un demonio, por una tontería de hace 40 años. De pronto me meten en la discusión. Joaquín me pregunta si me parece normal. Me quedo callado. Mis labios se despegan para ponerme a favor de Juliana, para decirle que es un pesado, siempre discutiendo por una tontería de hace 40 años. Abrir los labios para mandarle callar de una santa vez, que nos está dando el día como siempre. Pero algo me hace callar. ¿El qué? No lo sé. Pero de mi boca entreabierta no sale nada. Decido -raro en mí-, callarme, cosa que no podré agradecer a ese "yo" de hace meses, porque sino no me lo podría perdonar. Joaquín dice que se va. Que se va y no vuelve. Juliana le dice que es ya casi la hora de comer. A él le da igual. Se va. Y punto.

Terminé de comer tranquilo, Joaquín solía hacerlo a menudo. Hasta que tuvo cáncer de vejiga (ya curado totalmente), solía irse de Madrid a su pueblo de Badajoz sin avisar a nadie. Pero Juliana estaba preocupada. Y yo, tan tranquilo. Me habían dejado ver la televisión y comer en paz. Jualiana dice que va a llamar a la policía, entonces comprendo que hoy no es un día normal, con una discusión normal. Me ofrezco a llamar a mi madre para buscarle. Son entorno las 16:00 horas. El abrasador sol de Madrid, de un Madrid en pleno Agosto, de un Madrid en plena siesta, hacen que el clima sea axfisiante. Me pregunto dónde puede estar un hombre de casi 77 años en la calle con este calor. Le buscamos. No aparece. Nos vamos a casa y avisamos a Juliana. Ella decide esperar, a ver si vuelve. Pasan las horas, a mi casa ha venido una amiga de mi madre. Pasan toda la tarde hablando. Mi padre viene, nervioso, corriendo. Se cambia de ropa y se marcha. Me dice algo que no entiendo, me dice que "ya me contará, que no me mueva de aquí, que mi madre no se vaya". Yo no entiendo nada. De pronto me acuerdo de Joaquín. Llamo a Juliana. No me lo coge ella, sino la mujer de su hermano Antonio, Dolores.
-No te preocupes, ahora va tu padre. Vosotros no os mováis de allí -me dice Dolores-.
-¿Pero, pasa algo? ¿Tú qué haces ahí? ¿Por qué está mi padre ahí?
-Por nada, ahora va tu padre y te cuenta, no os mováis de ahí.
Cuelgo. La amiga de mi madre se ha ido. Mi madre se pone nerviosa y llama a casa de Juliana. Le dice lo mismo. Se pone aún más nerviosa. ¿Le habrá pasado algo a Joaquín?
Tardan apenas unos minutos que se nos hacen horas, pero finalmente llegan. Antonio, el hermano de Juliana y mi padre. Se encierran en la habitación de mis padres lo tres, mientras yo me quedo en el salón con mis dos hermanos. A los pocos minutos no puedo resistirlo y me acerco a la habitación. Desde el pasillo oigo como llora mi madre. Entro.
-¿Qué pasa?
Mi madre es hija de Joaquín y Juliana. Y yo, lógicamente, soy su nieto. Antonio, mi tío abuelo, tarda en decírmelo.
-Pues que tu abuelo se ha tirado al canal.
Las palabras me impactan como si de una ola, una enorme ola, fría, oscura, gigante, me chocase en el rostro. Comprendo lo evidente, pero aún así, como si fuese estúpido, me atrevo a ponerlo en duda.
-Pero... ¿se ha muerto? -pregunto-.
Ya solo oigo un "pues claro que sí". Me llevo las manos al rostro, no sé por qué, ni nunca lo sabré, pero no lloro, simplemente me tapo el rostro. Tengo la boca abierta y los ojos desorbitados. Y el rostro oculto. Tengo que taparlo, no sé de qué, pero no puedo dejar de taparme el rostro.

Todo lo demás pasó, lentamente, muy rápido. Al día siguiente lo enterramos. Llamamos a la familia de Extremadura. Yo, de negro, repartí la esquelas por toda la ciudad. Algunos me preguntaban: "¿quién ha muerto?". "Mi abuelo". "¿Quién ha muerto?". "Mi abuelo". Y así...

Al día siguiente del entierro fui a ver el canal. Mi abuelo se tiró por donde estña descubierto y fue arrastrado por todo el subsuelo de la ciudad. Su cadaver recorrió 10 km hasta que apareció en la cacera de un pueblo cercano. Tenía magulladuras por todo el cuerpo, se fue chocando por todas las alcantarillas. Mientras mi madre y yo lo buscábamos, él, quizás, estaba muerto, pasando por debajo del coche en el que viajábamos. Terrible.

Dejó las gafas cerca de la orilla, perfectamente colocadas. Por eso sabemos, sin lugar a ninguna duda, que fue un suicidio. Me lo imagino allí, blasfemando (la verdad es que mi abuelo tenía una lengua terrible), gritando, bajo el Sol abrasador, sumergiéndose en las aguas verdes, fangosas, profundas, oscuras, donde tanta gente de este pueblo se ha suicidado. A veces voy allí, hay una barandilla y la corriente se dirige hacia la barandilla. Hay unas cadenas antes de que el agua te conduzca al subsuelo de la ciudad. A veces, cuando estoy allí, me imagino que caigo, que me aferro a las cadenas y siento un miedo atroz.

Mi madre, desde el suicidio de mi abuelo, es muy creyente. Quedó muy afectada, y ha tenido que ir al psicólogo. Cuando peor está la tenemos que tener vigilada, tiene el mismo caracter que mi abuelo, y estaba muy unida. A veces le dan ideas de irse con él. Habla de él constantemente, está obsesionada. En parte no puedo criticarla, yo también. Estoy obsesionado con el suicidio, con la muerte. Puede verse fácilmente en los post de este blog, en la mayoría el suicidio y la muerte son sus protagonistas. Y es que mi madre no habla de otra cosa, sino de que su padre está en el Cielo, de que cuando muera se encontrará con él. Y mis hermanos y primos pequeños también tienen esa esperanza, ya se sabe, a los niños les reconforta saber que sus seres queridos están en el Cielo. Pero sobre todo mi madre, mi atormentada madre. Y muchas veces me asalta la idea, muchas veces creo estar engañándola, creo estar estafandola. ¿Por qué? Porque, según la fé católica, la misma fé católica en la que ella se basa para creer que se reencontrará con su padre, la misma fé católica en la que mi abuelo creía a pies juntillas, la misma fé que se nos ha inculcado a los españoles generación tras generación es clara al respecto. Que no van allí. Que quedan atrapados en su muerte, y no van allí. Que, según sus creencias, ella nunca se reencontrará con él. No, no puedo decírselo. No puedo decirle que los suicidas no van al Cielo.


Dedicado a mi abuelo Joaquín, a mi familia, a mí mismo, protagonistas reales de esta historia.

5 comentarios:

Freddy Murphy dijo...

Me he quedado impactado por tu post, no me sorprende ser el primero que te opine, después de un día de publicado, es muy serio, honesto y valiente. No se que decir al respecto, es obvio que no podemos cambiar lo que pasó, no recuerdo quién dijo esto, “la cuestión no es saber si hay vida después de la muerte, si no, si hay vida antes de la muerte”. Con respecto a tu madre no creo que este engañada, personalmente me atrae muchísimo más el Jesús de la Biblia, que el que ha fabricado la religión, que es compasivo, conoce nuestras humanas debilidades, que la misma muerte no lo pudo retener, y pago la factura de nuestro platos rotos. El mismo dice “El que cree en mí aunque este muerto vivirá”. y no especifica que clase de muerte

El_Hispanico dijo...

Gracias, Mundo Paralelo. Soy una persona muy extrovertida, pero de este asunto me cierro en banda, y la gente tampoco me va preguntando sobre estas cosas. Asi que quería aprovechar este blog para desahogarme. Siempre encantado de tenerte por aquí.

Anónimo dijo...

Gracias por compartir este relato con nosotros, realmente me ha conmovido.

En cuanto a tu madre, estoy de acuerdo con Mundo Paralelo. La Biblia fue escrita hace muchísimos siglos, pero la Iglesia ha ido evolucionando. Prefiero creer las palabras de Jesús antes que las de los sacerdotes. Porque a fin de cuentas los sacerdotes, que son humanos, también se equivocan.

Anónimo dijo...

Como lo siento...que hayas tenido que pasar por esa experiencia tan dolorosa.
Has hecho bien en abrirte y relatarlo, seguro que te será de gran alivio. Se ve que eres un buen hijo que está pendiente de su
madre. Tienes que quitarla esa idea de cabeza y convencerla ( ya que dices se ha vuelto muy catolica) de que la vida le pertenece a Dios y solo El sabe cuando nos tenemos que ir.
Tu tambien cuidate, lo necesitas
y siempre que quieras desahogarte,
aqui estamos tus amigos del blog para lo que necesites.
Un abrazo fuerte
Pere

El_Hispanico dijo...

Muchísimas gracias a todos, soys geniales!!
:D